Aires
Déjame las manos prietas. Déjame mirarte como en aquel noviembre de 1960.
No podré hacer un salto. Me quedaré un rato concentrado en la la loca de la casa, no me reiré de ella, no me hace puta gracia; la miraré como mira el entomólogo la metamorfosis del insecto. (Baja la voz. Adopta su cara un gesto cómplice) La mente es un insecto que se olvidó de cambiar.
Lo beberé todo. Nada me dejaré dentro. Sacaré toda esta vida que arranca lejos cuando el color aún no se veía y el caldo hervía y no existía la idea de membrana. Fluir todo fluía. Vivir nada vivía. Sin vida no hay mirada.