Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Ya no espero. Y me enconan los vendedores de humo. Sé que lo que pasa en la televisión no es lo que ocurre en la vida. La vida es mucho peor. Hablaba el otro con día con César sobre el tono que habría que usar para hablar del ministro del interior de España Jorge Fernández Díaz "El Canalla". Porque es un canalla. Canalla proviene de can, can es perro y el canalla es aquél que azuza bueyes, toros o vacas con perros para enfurecerlos  y poderlos coger y matar. La Guardia Civil (las fuerzas del Estado, de cualquier Estado) son los perros que vigilan el ganado. El perro hará lo que el pastor le enseñe que haga o le ordene. Lo que ha ocurrido en Ceuta -metafóricamente. ¡Por Dios, acuérdense de Orwell y su Rebelión en la Granja!- es que unos perros han azuzado a unos bueyes que se ahogaban y aterían en el mar para matarlos. Y los han matado. Y una vez muertos, esos perros, ordenado por El Canalla, con una cercha los han trasladado a aguas marroquíes para quitarse los muertos que han matado de encima.

Los vendedores de humo asolan las librerías. Venden humo como antes vendían elixires o bálsamos. Ahora el bálsamo es que la fuerza está contigo y si la fuerza está contigo tú eres capaz de cualquier cosa y si no consigues lo que deseas es porque no quieres. Son eso que llaman libros de auto-ayuda que no es sino el negocio editorial de la propaganda del Yo. Me impresiona aún hoy la nada que somos y lo pagados que estamos de nosotros mismos. Reconozco que me importa una mierda la historia de los hombres y sus supuestas conquistas. Tan sólo me interesa del hombre al que puedo nombrar. Me interesa el dolor de Abdul. Me interesa la aventura de Mamadou. La dicha o desdicha de Loan. La anécdota de Solange. Disfruto con la risa de Miguel. O me turbo con la historia de Teresa. Y el nacimiento de Jacob. O la muerte de Julia.

Esos seres humanos que en vez de ser auxiliados en un mar frío de invierno, fueron azuzados con balas de goma tenían más fuerza que toda la que pueda desplegar en su vida un individuo que necesita de un libro que le diga que el poder está en sus manos; esos seres humanos que no fueron rescatados de las aguas tenían una fe ciega en sus fuerzas porque es lo que hay que tener para atravesar desiertos, fatigas, policías de varios estados, aguas frías, alambradas y cuchillas con el único propósito de llegar a un sitio donde podrán poner ladrillos de sol a sol o vender copias de discos o bolsos en un mercadillo para comer y enviar algo de dinero a la gente que quedó atrás: sus familias, sus hijos, sus amigos, sus paisajes, su memoria. ¡Menuda fé en sí mismos, vendedores de humo, Los Cabrones! Sólo que en su trayecto se encuentran a cada paso perros policías y ministros canallas, canallas y perros que son los que han solido vencer en estas cuitas entre humanos.Y los vendedores de humo Los Cabrones nos dicen en esos libros de mierda, en esas terapias de salón que si en tu camino te encuentras al perro que acabará contigo la responsabilidad la tienes tú, no el perro.

Me avergüenza el gobierno de España y los ciudadanos que lo han votado y lo defienden.

No habrá tiempo en el... no habrá tiempo.
Underground de Bob Mazzer
Underground de Bob Mazzer

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/02/2014 a las 20:28 | Comentarios {3}


Dora y el Minotauro Pablo Picasso
Dora y el Minotauro Pablo Picasso



Que en la sexualidad hay un encuentro infinito.
Cada centímetro de tu piel es un lugar por descubrir.
Si pudiera besarte el bazo (es un órgano de tipo parenquimatoso, aplanado, oblongo y muy friable, situado en el cuadrante superior izquierdo de la cavidad abdominal, relacionado con el páncreas, el hemidiafragma y el riñón izquierdo. Aunque su tamaño varía de unas personas a otras suele tener una longitud de 12 cm, una anchura de 8 cm y un grosor de 4 cm así como un peso de 200 g aproximadamente. Su función principal es la destrucción de células sanguíneas rojas viejas, producir algunas nuevas y mantener una reserva de sangre. Forma parte del sistema linfático y es el centro de actividad del sistema inmune. ¡Qué hermosa descripción de vida!), lo haría en marzo, cuando llegue la primavera y los brotes surjan. La sexualidad del interior debe ser un descubrimiento maravilloso: amar tu hígado, comerte (metafóricamente como la boca se come) el intestino delgado, visitar la fábula de tu vesícula, la magia del corazón, el armazón de tu hipotálamo, la gracia de la amígdala, el tegumento, el sistema linfático entero y los ríos, afluentes, arroyos y regatos de tu sistema vascular; acceder a la raíz de tu cabello; adquirir conciencia de tus trompas de Falopio y ver la maravilla de tus cápsulas suprarrenales.
Que tu espalda es un desierto lleno de matices con la cordillera Vertebral dividiéndolo en dos partes apenas simétricas.
¡Amo la asimetría!
¡Hijo del siglo XX soy! Y cojo. No diverso funcional. Soy cojo y me gusta mi paso quebrado, las diversas alturas que genero a cada paso.
Estoy escuchando a Ólafur Arnalds y siento en cada nota el olor de tu cabello. La vez primera. Te montabas en un taxi y sentí la inquietud de no verte nunca más. Te volví a ver.
Te vi desnuda y recordé la tierra (Variación del primer verso de Casida de la mujer tendida).
Así, anárquicamente. De espaldas al lugar hacia el que avanzo. Abriendo con los remos heridas a la mar que se cierran de inmediato, tan pronto olvida la mar a sus pasajeros. Aspirando el aire que entra en mis pulmones. Aliento vital. Luz de abril. Violonchelo solo. Y tú conmigo. Y junto a ti yo.



Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 13/02/2014 a las 20:02 | Comentarios {5}


Ciega
Los renuevos.
Las millas (kilómetros desmesurados).
Ha dudado sobre cuándo era el momento ideal para limpiar los zapatos (ha pensado si quizá por la noche; ha pensado si se harán brillantes en la oscuridad).
Ha escuchado: la ciudad más bella del mundo en la voz joven de la hija.
Ha comido en un lugar íntimo y por la tarde, con la embriaguez del vino, ha ejercitado la más antigua de las pasiones.
Su cabello largo y rubio.
Los renuevos en el pequeño árbol de la calle (la que está oculta; la bonita).
Los ciclos.
Las presencias.
La esperanza camino de un taller de pintura de un más allá.
Cielo gris.
Demasiado gris.
Y aunque produzca un hondo pesar la certidumbre de vivir sólo para vivir.
¡Haber pensado!
¡Haber sido consciente del concepto amor!
O también los símbolos: la pintura en la caverna; el largo camino hasta el Norte; los primeros utensilios; la domesticación de la tierra; la oración; la espera; ¡qué aciago si después...!
Un día la visión del Cosmos será el vacío. Desde cualquier lugar en que el observador se encuentre.
¿Será un día? piensa.
¿Deseará un lama a su lado susurrándole al oído el camino hacia el siguiente bardo?
Apagó la luz de la mesilla y su padre se apagó.
La luz. La orilla. El renuevo. El ciclo. La milla.
Estuvo con él y acarició su falo con la dulzura de las antiguas bacantes y lo lamió con la paz en sus labios y dejó que su jugo jugará en sus dientes y lo limpió luego con una sonrisa.
Aún no había nevado.
Imagina el paisaje.
Cogiéndole por el talle.
Quizás a lo lejos (muy lejos, traídas por el viento) notas de piano en escala mixolidia.
Asia Menor.
Cuando Asia Menor tenía ciudades que generaban leyendas que generaban sagas de héroes y mortales que generaban historia... (ad infinitum)
Allí, entonces, por el talle.
Le mira los ojos.
La música llega.
También la barca con silueta de red.
Y siente en su corazón: Para morir, para morir...
Seguirá el arce su camino y también la tortuga a la que no alcanzaron los perros salvajes si antes éstos no fueron atacados por el tigre.
Seguirá el tigre.
O la secuoya Sherman.
No ha ido a despedirse. Ha ido a abrazarle. Quedarse quieta. Sentir sus sístoles y sus diástoles. Todo se genera en la sangre y su circuito cerrado de venas y arterias y pulmón que oxigena.
¡Benditos alveolos!
Lo que ya ha sido ¿permanece? ¿se puede recuperar la luz de ayer? ¿viajamos en este universo sin juicio? ¡Oh, dulce Vía Láctea, gracias por tu leche! ¡Oh, Andrómeda, fúndete despacio!
Encrema sus manos.
La niebla se ha apoderado...
Duermen hijos.
Cruje la madera a su paso.
Se tiende en la cama.
Acusa el cansancio.
El renuevo.
El orgasmo.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/02/2014 a las 20:02 | Comentarios {0}


El mundo como voluntad y representación. Arthur Schopenhauer. Traducción: Rafael-José Díaz Fernández y Mª Montserrat Armas Concepción. Editado por Akal.
Capítulo 28. Complementos al libro Segundo.


Fotografía radiográfica de Arie van't Rie
Fotografía radiográfica de Arie van't Rie

[...]
Toda mirada del mundo, cuya misión es la tarea del filósofo, confirma y atestigua que la voluntad de vivir, lejos de ser una hipóstasis arbitraria, o una palabra vacía, es la única expresión verdadera de su esencia más íntima. Todo se apresura y precipita hacia la existencia, y si es posible, hacia la orgánica, es decir, hacia la vida, y luego busca su mayor crecimiento posible. En la naturaleza animal se evidencia entonces que la voluntad de vivir es el tono fundamental de su esencia, su única propiedad inalterable e incondicionada. Considérese este impulso universal de la vida, la infinita prontitud, facilidad, abundancia con que la voluntad de vivir, bajo millones de formas, en todas partes y en todo momento, por medio de las fecundaciones y los gérmenes, y a falta de ellos, por medio de la generatio aequivoca, se precipita impetuosamente a la existencia, aprovechando cada oportunidad, apoderándose ansiosamente  de todo material suceptible de vivir; y échese luego un vistazo a la terrible alarma y a la salvaje rebelión de esa misma voluntad de vivir cuando en algún fenómeno concreto se ve en peligro de separarse de la existencia, sobre todo allí donde esta separación va unida a la consciencia. Es exactamente como si en este único fenómeno el mundo entero fuera a ser aniquilado para siempre, y todo el ser de la criatura así amenazada se transforma enseguida en la más desesperada resistencia y defensa contra la muerte. Véase, por ejemplo, la angustia increíble de una persona en peligro mortal, la rápida y seria participación de todo testigo de esa situación, y el ilimitado júbilo tras la salvación. Considérese el horror petrificante con que se escucha una sentencia de muerte, el espanto profundo con que contemplamos los preparativos de su ejecución, y la desgarradora compasión que sentimos al asistir a esa ejecución. Se diría que se trata de algo totalmente distinto a abreviar en algunos años una existencia vacía, triste, amargada por penalidades de todo tipo y siempre incierta; y más bien habría que pensar que qué mejor que llegar algunos años antes a donde, tras una existencia efímera, se estará durante billones de años. Así pues, en estos fenómenos se hace visible cuánta razón tengo en haber puesto a la voluntad de vivir como aquello que no puede ser explicado, pues subyace como principio de toda explicación, y que esta voluntad de vivir, lejos de ser como lo Absoluto, lo Infinito, la Idea y otras expresiones parecidas, que son más un huero ruido de palabras, es lo más real que conocemos, el núcleo mismo de la realidad.

Invitados

Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/02/2014 a las 11:44 | Comentarios {0}


In memoriam




Releía hace unos días la larga tirada en versos octosílabos (el metro que usaba para narrar un suceso el viejo romance español) en la que el rey Basilio cuenta a su acompañamiento el por qué encerró a su hijo Segismundo y cerró al mundo la posibilidad de conocerlo.
Ocurre en la escena VI. Y empieza de esta hermosa forma:

Estrella: Sabio Tales,
Astolfo:                   docto Euclides,
Estrella: que entre signos,
Astolfo:                              que entre estrellas,
Estrella: hoy gobiernas,
Astolfo:                          hoy resides,
Estrella: y sus caminos,
Astolfo:                         sus huellas
Estrella: describes,
Astolfo:                  tasas y mides.

Narra el rey Basilio que:

Basilio:...
Publicóse que el infante
nació muerto y, prevenido,
hice labrar una torre
entre las peñas y riscos
de esos montes, donde apenas
la luz ha hallado camino,
por defenderle la entrada,
sus rústicos obeliscos.
[...]
Allí Segismundo vive,
mísero, pobre y cautivo
[...]

El destino de los hombres y sus mundos (quisiera decir)
No hay tampoco juicio moral, argucia retórica.
Un gesto fantástico.
El miedo del hombre a ser libre. (ser libre no está unido a ser feliz)

Hay un titular de un diario que me gusta por su mala redacción: Cuatro detenidos por vender a Hoffman la heroína que lo mató.
Me explico: ¿Cómo saben que es ésa la heroína que lo mató?
Lo lógico sería decir: Cuatro detenidos por vender heroína a Hoffman.
Pero no era de sintaxis de lo que quería hablar, y menos aún de aventurar hipótesis como veredictos. No, me gusta la idea: vender a Hoffman la heroína.

Me pregunto:
¿Quién es esa heroína?
Y me respondo:
La única heroína que mata es la vida. (la vida es una heroína que utiliza a los individuos para seguir viva. Si estuviera escribiendo un guión y esta frase fuera parte de un diálogo, escribiría: desarrollar más adelante). Y me pregunto: ¿El personaje ha llegado a esta conclusión sólo porque se droga y esa droga que él toma le abre caminos de interpretación? ¿O es la propia heroína quien le habla en uno de sus extravíos?

Interpretación de una interpretación. Moral. Vale.

Philip Seymour Hoffman en su particular torre de New York sacrificándose a la Vida que se regenera en sueño... eterno.



Philip Seymour Hoffman

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/02/2014 a las 18:54 | Comentarios {2}


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