Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Mercado. Democracia. Envidia.
Uno de los vicios (o de los males) de la democracia es la envidia. Entendiendo, además, por democracia esto que vivimos que no es tal ¿Por qué afirmo esto? Por lo siguiente: en la actualidad son cinco los grandes poderes del mundo (ya no se puede hablar de naciones. Los Estados/nación se están diluyendo): Los clásicos de Montesquieu: Legislativo, Ejecutivo y Judicial y dos nuevos poderes -en realidad muy antiguos, más antiguos incluso que los clásicos- que son el poder económico y el poder de la información. Sobre este último, llamado el Cuarto Poder, recuerdo una escena muy divertida de Cantinflas: Se encuentra en una fiesta de periodistas y se produce un robo. Cantinflas se sube encima de una silla y dice, Hasta que no se sepa quién ha robado la cartera, nadie saldrá del cuarto. Uno de los periodistas, airado y vanidoso, le responde, ¿Usted no sabe lo qué es el cuarto poder? y Cantinflas le responde, ¿Y usted no sabe lo que es no poder salir de un cuarto? Bien, de estos cinco poderes, los ciudadanos de los países democráticos sólo votan a uno: el legislativo y además este voto está, en realidad, diezmado, ¿en qué sentido? La no validez del voto en blanco y la abstención provoca que la decisión soberana de un pueblo que decidiera votar mayoritariamente en blanco, no tendría como resultado una mayoría de escaños vacíos en el parlamento sino que éstos serían repartidos entre las fuerzas políticas más votadas. Dicho esto, no hace falta añadir mucho más a que el ciudadano de a pie no tenga derecho ninguno a votar a sus jueces, a sus fiscales, a sus presidentes, a sus ministros, a sus presidentes y directores de las empresas de comunicación y a los presidentes y consejos de administración de los bancos del mundo. Esto sería democracia en estado puro (para quien me tilde de ingenuo o demagógico remito a autores como Tomas Moro o Jean Jacques Rousseau, dentro de los pertinentes y aceptados).
La democracia es, por lo tanto, una suerte de marca -como gusta llamarse ahora a cualquier emporio de cierta importancia: La marca España, la marca Banco de Santander, la marca Safyr, etc...- que tan sólo encubre una forma, hasta cierto punto fascista, de ejercer el poder. Las dos guerras mundiales del siglo XX no cayeron en saco roto en la mente de las poblaciones; el miedo se incrustó muy dentro y quien tuvo la suerte de vivir en una zona del mundo donde el alimento y la riqueza estaban al alcance de la mano, se hizo -ante la constatación de un arma capaz de destruir todo vestigio de vida- conservador y temeroso de cualquier revolución.
Los ciudadanos hemos aceptado nuestra mísera parte en el reparto del botín del poder sin chistar porque la democracia te dice que el sistema te permite alcanzar cotas de poder con tu esfuerzo y tu dedicación y ese anhelo provoca la envidia. En civilizaciones totalitarias o de castas la envidia no es posible porque uno sabe que no se puede mover de donde está. Hubiera sido hermoso que en vez de envidia, la democracia hubiera promovido la admiración pero no está aún en la condición humana esa posibilidad.
La quintaesencia de la envidia en la democracia se llama Mercado. Es curioso que el Mercado no tiene nombres propios (aunque los tenga. Sólo se le da un nombre propio cuando uno de los que forman ese ente se arruina o produce una bancarrota). En los noticiarios de todo el mundo, el Cuarto Poder se niega a nombrar a los que atacan, por ejemplo, Irlanda. Pero reconozcamos que el Cuarto Poder es subsidiario del Quinto y no se puede morder la mano que te da de comer. Con lo cual nos encontramos en un momento muy interesante en el que auguro que dentro de no mucho se establecerá una batalla a campo abierto entre los tres poderes de Montesquieu y los dos que se han quitado la máscara -por fin- y luchan contra los Estados/nación atacando sus finanzas, sus economías y la confianza de los ciudadanos en sus mandatarios a los que por cierto, de momento están ganando y maniatando. El Mercado es la Envidia del ser humano por poseer lo que no posee y este pseudo sistema democrático se lo ha puesto en bandeja.
Ojalá Felipe González consiga convencer a sus pares para que se cree una auténtica gobernanza político-económica que pare los pies a tanta envidia que se ventea cada día en todas las Bolsas del mundo. Ojalá nosotros, los ciudadanos, tomemos de nuevo conciencia de nuestra fuerza, nos quitemos el miedo del desastre atómico y lancemos órdagos a quienes, de momento, nos tienen en sus cajas. Nada se ha perdido. Tampoco se ha ganado nada.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 24/11/2010 a las 17:22 | Comentarios {0}


Escucho un llamado cuento de navidad (sí, sí, ya se acerca. Que viene, que viene, que ya está aquí) en el que ocurre que, el día de Navidad, todos los habitantes del mundo se despertaron con granos de azúcar en sus labios pero sólo se dieron cuenta de semejante dulzura los que fueron besados o besaron en los labios de otro ¡Ah, maldito! y ¿los que no seremos besados ni besaremos en los labios, además de quedarnos con semejante insatisfacción, habremos de sufrir el descalabro de no saber que nuestros labios estaban dulces? Pero qué sentido navideño es ése ¡qué fatal humanidad!

Dice: Perdidos en los recuerdos/ sus antiguos moradores/ buscaron en la intimidad/ el confín de sus folclores.

Esa libertad de los miércoles por la mañana cuando el agua se queda helada en lo alto del manantial y se crea el glacial y merodea el oso blanco y se oculta la estrella polar; esa libertad en los guantes de lana, sin resquicios; la hermosa libertad de la morcilla de Burgos moteada de blanco arrozal; y la libertad del aullido invernal en plena soledad ¡Ah, lobo!

De tu cintura,
el proverbio;
de tu premura,
el cambio;
de tu múcura,
el microbio;
en tu suburbio,
me callo.

La voz de la mujer gruesa se aflautó tanto que la grasa se hizo nata y la nata solidificó en merengue y el merengue, cristalino, crujió en los dientes.

Almocatre/ chatre / almohatre / almojatre / delatre / cetre / acetre / caletre / calletre / petimetre / buetre

Y de postre:

Sonríe al piano y cuando sea el momento de la guitarra sonríe y cuando se entone la voz y cuando carraspee el percusionista, sonríe. Cuando llegue el invierno, no será invierno de desventuras; será invierno de noches invioladas y frío.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/11/2010 a las 20:00 | Comentarios {2}


1.- Entrada de AFECTO del diccionario REDES Diccionario combinatorio del español moderno, dirigido por Ignacio Bosque
cálido, caluroso, desmedido, duradero, efusivo, enorme, entrañable, especial, falto (de), gran(de), hondo, incondicional, lleno (de), maternal, mutuo, , particular, personal, profundo, sincero, tremendo// demostración (de), expresión(de), falta (de), gesto (de), muestra (de), palabra (de), prueba (de)// agradecer, albergar, alimentar(se), anidar (en alguien), cobrar, colmar (de), concitar, conquistar, corresponder (a), dar, demostrar, depositar, disfrutar (de), expresar, exteriorizar, ganar(se), gozar (de), granjearse, guardar (a alguien), inspirar, llenar (de), manifestar, mostrar, necesitar, prodigar, profesar, recibir, sentir, tener (a alguien), testimoniar, tomar.
Véase también: amistad, amor, cariño, estima, sentimiento, ternura.

Y también:

AFECTO
(SUSTANTIVOS) Véase: absorbente, acceso (de), acendrado, afianzar(se), agriar(se), ahogar(se), alimentar(se), alterar, amortiguar, a pique, ardiente, arrebato (de), brindar, brotar, cálido, carnal, colmar (de), concitar, conquistar, cubrir(se), cultivar, dejarse llevar (por), demostración (de), derramar, desaforado, desenfrenado, deshacerse (en), desmedido, desmesurado, desorbitado, despertar, destapar, desvanecerse, dilapidar, dispensar, efímero, efusivo, empañar(se), engendrar, enrarecer(se), enredarse (en), en señal de, entablar, estrechar, estrecho, estricto, expresión (de), faltar (a), ferviente, fervoroso, filtrar(se), fluir, fugaz, fulgurante, granjearse, guardar, hondo, implorar, incondicional, inconfesable, infundir, inquebrantable, inspirar, involucrar(se) (en), irradiar, jurar, lanzar, letal, llevadero, objeto (de), palpitante, palpitar, platónico, prodigar, profesar, profundo, quebrantar, quebrar(se), reavivar, rebosante (de), robustecer(se), sembrar, sentir, sonreír, testimoniar, trabar, traspasar, tributar, turbulento, unánime, venir de lejos.
(VERBOS) Véase: a morir, a rabiar, ciegamente, como (un) loco, con todas (mis/tus/sus...) fuerzas, de todo corazón, efusivamente, incondicionalmente, infinitamente, maliciosamente, sinceramente, sinceramente, universalmente.
Véase también: INCLINACIÓN, SENTIMIENTO.

EJEMPLOS COMBINATORIOS PROPIOS
- Un afecto desenfrenado le llevó a sentirse borracho de ella, al borde constante del vómito.
- Prodigar afectos sinceros produce -en quien los recibe- la clara sensación de ser bienvenido al mundo.
- Acendrado, el afecto deja de supurar egoísmos y motivos espurios a su manifestación.
- Agriados los afectos se enzarzaron durante años en la devastadora lucha de dos seres sin amor bajo un mismo techo.
- La mujer, desde la desdicha, dedicó su vida a alimentar afectos y ocurrió el milagro: la derrota se volvió suave como la seda tratada que deja de ser salvaje.
- El aluvión de descubrimientos. La sospecha de haber aprendido algo. La estima conquistada y alguna sensación oscura que no lograba definir con palabras traspasaron sus afectos.
- Manifiesta afecto. Disfruta de afectos. Goza de afectos. Concita afectos. Fíltrate de afectos y serás, hija mía, libre de culpas.
- Al destapar los afectos, quedóse desnudo y quiso que la noche se le echara encima y ser fugaz y convenir encuentros.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/11/2010 a las 20:09 | Comentarios {0}


Hay muchos que insultan.
No me gustan los insultos.
A veces insulto.
A veces no me gusto.
Hay otros que no paran de insultar. No sé por qué hoy he sentido una pena honda que me ha llevado a las lágrimas ante un artículo de un tipo que comparaba a Montilla, presidente de la Generalitat de Catalunya, con el hijo mongólico de la directora de la televisión catalana (pongo mongólico porque no me parece en absoluto ofensivo, quede constancia de ello). Luego se han leído otros comentarios de este tipo en los que seguía insultando y más que indignación, he seguido sintiendo pena y he llorado largamente (todo tiene su por qué científico. Tengo gripe y hoy he tenido fiebre. La fiebre me transporta a lugares extraños, normalmente maravillosos, aguza mucho mi sensibilidad) y me he acordado de Julia en el tercer aniversario de su muerte que no he querido comentar, ni celebrar, ni casi recordar, no sé por qué, sencillamente no he querido y eso que he pensado llamar a Marisol, su sobrina, que tanto se parece a ella y tampoco lo he hecho.
En esas vueltas de la vida, los insultos de ese tipo me han llevado a la bondad de Julia, a su infinita bondad por más que una mujer que no es buena, se empeñara un día en convencerme de que Julia también era mala y ese maniqueísmo, odioso para mí, me dejó tumbado durante unos días y me hizo confundir el Mal con la Perversión.
Yo puedo argumentar un día introduciendo insultos en la argumentación (lo hice en Mística de Mierda y ayer en Tempestad e Ímpetu. Los insultos de ayer los he quitado, tan sólo eran rabia. Los de Mística de Mierda no porque eran una respuesta a los insultos de Clint Eastwood), lo que no me parece en absoluto válido es que el argumento sea el insulto.
Y añado más (aquí quizá entre mi envidia o mi penuria): me parece indecente que por esa retahíla de insultos, alguien cobre (aunque este comentario más que envidioso o penúrico -permítaseme el palabro- sea ingenuo).
Más o menos era esto lo que quería escribir aunque tenga la sensación de que es menos que más.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 02/11/2010 a las 22:55 | Comentarios {0}


Tempestad e Ímpetu (Sturm und Drang)
La Verdad se rompe en el siglo XIX europeo. O, en Europa la Verdad se rompe en el siglo XIX. El sentido armónico, la necesidad de armonía que desde los tiempos heroicos de la Antigüedad (con mayúscula, Antigüedad, por tanto venerada) se venía buscando y que atraviesa los politeísmos y los monoteísmos se vuelve insustancial en pleno corazón angustiado de la Alemania de principios del XIX. El héroe, entonces, se vuelve héroe de su interioridad, los abismos ya no son mares tenebrosos que hay que surcar con un bajel frágil sino que el bajel es el alma y los abismos residen en el hígado o en el corazón del héroe romántico.
La Verdad es destruida, lenta y sistemáticamente, a lo largo de todo el siglo. El hombre se va volviendo más y más inhábil, se distancia del afán mecanicista de los científicos, se desliga de la Naturaleza y los pensadores se dan cuenta de que la Unidad con el Todo no es más que una construcción de cada Hombre y que esa construcción tiene (o con-tiene) unos vericuetos insondables, abismales, que Sigmund Freud intentará desvelar en vano.
Así, todas las manifestaciones artísticas van tomando forma de nombre; ésa sería la diferencia fundamental entre Mozart y Beethoven que tan sólo se llevaban 14 años de diferencia (Mozart aún se considera un artesano de composiciones; Beethoven reclama para sí el noble título de Artista hasta el punto de que cuando uno de sus mecenas muere, exige a sus herederos que le sigan sufragando y ante la negativa de éstos, los lleva ante los tribunales).
Porque la diferencia entre los artistas pre-románticos y los románticos es justamente que los unos exhiben Heroicidades Externas y los otros Heroicidades Internas que conllevan un sufrimiento intenso, una gestación dolorosa. Es como si antes del siglo XIX, las madres no hubieran tenido ese nombre común que las convierte en mujeres especiales y les otorga un poder sobre su gestación infinito (o con un ejemplo actual: los padres que pierden a sus hijos no tienen un nombre específico. Cuando los hijos escaseen, se inventará un nombre para los padres que los pierdan).
El Romanticismo alemán nos rompe la crisma, derriba altares y promesas, se libera de servidumbres y látigos, se llena de sí mismo y hace a los que a él acuden que creen vómitos de sangre propia, mundos alucinatorios, perversiones y dolor y sobre esa senda nace el hombre del siglo XXI (porque los procesos humanos son lentos, tanto casi como los procesos geológicos), desprovisto de Verdad, en la oscuridad propia del que sabe que nada es Absoluto. Por eso resultan tan anacrónicos los que aún venden prebendas de salvaciones eternas, de verdades puras, de castigos contra quienes alcen la voz ya sea contra un Mahoma, un Juan Bautista o un Buda. Y bajando a nuestras vidas cotidianas, resulta insufrible cuando alguien se otorga la razón de la Verdad y dan ganas de decirle, ¿Cuándo te bajaste del tren del pensamiento europeo? ¿En qué estación decidiste que tu verdad era la Verdad y no seguiste hasta la siguiente en donde hubieras descubierto que tu verdad no era más que el nombre de la estación donde te bajaste? Y que tras su vestíbulo no había nada, no estaba la ciudad soñada, ni lo ángeles alados, ni el manantial sonoro, ni la veleta sobre el campanario, ni el muecín entonando su letanía del final del día ¿Dónde, querido, abandonaste este estar perdido, este sucumbir al tormento de aceptar la Nada de las Verdades Puras?

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/11/2010 a las 18:23 | Comentarios {1}


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